Emma Stone, Not a Poor Thing


Es sorprendente el tremendo éxito de este film. Una vez visto, definitivamente no apto para cualquier paladar. No apreciable por cualquier sensibilidad. No es que sea un snob. Es que es así. Aunque sin duda ha pasado antes. Las películas de Tarantino. Las de David Lynch. Las de Robert Eggers. A cualquiera de estos autores les ha pasado algo parecido. Cine de corte muy personal que sin embargo alcanza éxito masivo sin otra explicación que la promoción, los actores seleccionados y la incesante loa mediática. No hay nada malo en ello, por supuesto. Mejor que la gente gaste sus cuartos en esto. Un buen lugar donde invertir cuando el resultado es tan apabullante como Poor Things. Una fabulosa ola de creatividad visual. Un guión estupendo y original. Una revisión de la historia de Frankenstein que ahora resulta reconvertido en una niña-adolescente-mujer que una vez revivida nos invita a acompañarla en su camino de redescubrimiento de este asqueroso mundo que nos ha tocado vivir. 

La avidez sexual de la nueva Frankie-Bella es seguramente el parámetro que más ha llamado la atención a la hora de calificar la peli.  Es innegable. Quizá debería serlo también el constante desafío a cualquier tipo de convencionalismo por parte de una mente sin mácula a la que cualquier cosa sorprende y excita. Es en esa interpretación de la sorpresa, del descubrimiento y del desafío a lo absurdo donde Emma Stone brilla de manera descomunal. Donde de nuevo se convierte en una actriz mayúscula. De la novia de Spiderman a esto hay un triple mortal sin red en la que la ganadora del óscar ha ido midiendo sus pasos con delicada mesura. Le ha salido bien. Perfecto. Ya me pareció estupenda en La Favorita. En La La Land. Pero es que aqui se sale del tiesto. Estupendamente acompañada por un Mark Ruffalo mucho más brillante de lo que en él es habitual y un siempre efectivo Willem Dafoe. Una película a recomendar. A todos. A los que gusten de las grandes interpretaciones. A los que gusten de las grandes películas. A los que gusten de los espectaculos visuales que ayudan a entender el cine como un arte. Algo que el director de la película decide aportar, no sin riesgo, y con ello envuelve una historia tremendamente sexual pero a la vez indudablemente naif. Una maravilla.

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