Revisionando Pulp Fiction


Confieso que el intento fue el de atraer al pequeñin de la casa al sofá del salón. 16 años es una buena edad para ver pelis de drogas, tiros y casqueria. También una buena edad para que papá, el cebolleta, te cuente cuán icónica fue esta película y como le cambió la perspectiva. 

No lo conseguí. Un ratito tal vez. Luego ya fui yo solo. El sofá. Vincent Vega, Butch, Marcellus Wallace, Hunny Bunny o el señor Lobo. Y - como no - pase un rato estupendo. Tal vez hoy me apetezcan más otras películas de Tarantino, pero cuando han pasado 10 años o más del último visionado, Pulp Fiction se convierte de nuevo en un torrente de recuerdos grabados a fuego en tu memoria. 

No se si ha envejecido bien o mal. Hay que reconocer que algunas escenas, tal vez por vistas infinidad de veces, no te remueven como lo hacían. El estilo, sin embargo, me sigue resultando tremendamente atractivo. No es tanto el rollo Pulp - los bares, la musica, las conversaciones, los litros de sangre ... - como las conversaciones y especialmente la mezcla de historias y su manera de confluir. Eso por supuesto no es trade-mark de Tarantino (me viene a la cabeza Short Cuts de Robert Altman); pero si que lo lleva a un terreno tan personal y atractivo que no puedes sino caer rendido a sus pies de mitómano freak. 

La película cumple nada menos que 30 años este 2024. Parece increíble. Para mi hijo ver Pulp Fiction es como cuando yo veía Chantaje en Broadway en los ciclos de Cine Club los jueves en la segunda cadena. Hay que entenderlo. Seguramente no es su lenguaje. No es su música. No son sus actores. No les impresiona como a ti ni les mueve por dentro como hizo con nosotros. Esta pobre Generacion Z ... 😩.

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