Vendi la esposa, vendi los niños ...
Unas semanas un tanto raras estas últimas en el éter dígito-musical. Algunos de sus más eminentes miembros han hecho movimientos un tanto inesperados que han descolocado a sus más acérrimos seguidores. Por un lado, hemos visto al gran Gonzalo Aróstegui dedicar unas líneas a un disco de U2. Magnífico y sorpresivo giro en el que por supuesto, nada está fuera de lugar. En cualquier caso, quien soy yo para juzgarlo. ¿Inesperado?. Pues puede que sí. Especialmente si evalúas la posición de Bono en un mundo habitualmente poblado por sosías de Charles Mingus, Bill Evans o Jaco Pastorius. Por otro, hemos asistido en tremendo estado de shock a la agria polémica "Black Crowes si, Black Crowes no" encendida por el no menos notable Joserra Rodrigo. Ciento treintacuatro mil comentarios en el Facebook llegados desde las cuatro esquinas del país que no han hecho sino añadir temperatura y tremenda confusión a la ya de por si dura middle-age angst que llevamos algunos. ¿Cómo que sobrevalor