Wes Anderson

 


Este fin de semana he estado viendo el homenaje de Wes Anderson a Roald Dahl. El archifamoso autor de Charlie y la Fabrica de Chocolate es aqui versionado en una serie de films de corta duracion que se basan en pequeños relatos que provienen de diferentes fases de la vida del autor. 

Wes Anderson casa bien con ese tipo de historias. Es un tipo inteligente que se ha dotado de su propio dialecto cinematográfico. Todo lleno de colores chillones, de imágenes saturadas, de situaciones absurdas, de personajes estrambóticos y ... de narradores.

Me gustan sus películas. Esta serie de cuatro para Netflix, sin ir más lejos, es muy entretenida. Tirando de Benedict Cumberbatch, Dev Patel, Ralph Fiennes y Ben Kingsley, consigue una vez más atraerte hacia su mundo y distraerte sin grandes pretensiones. Un extraño cazador de ratas. Un niño victima de sus compañeros de clase. Un tipo que cree que le ha picado una serpiente. Un rico jugador con dotes adivinatorias. No parecen las bases para el siguiente Ciudadano Kane. Y, en el fondo, es lo que ocurre con él. Las películas son agradables, el envoltorio atractivo, pero el fondo más bien vacuo. 

Wes no es sino un jugador más en la liga del cine distinto. Ese que rehuye de grandes discursos y no pretende, seguramente, mas que entretener. Por tanto la decision es sencilla. Si te divierten colores y absurdos, quédate. Si no lo hacen, déjalo pasar. No busques grandes ínfulas moralizantes, cine social o críticas despiadadas. Wes y sus colores juegan solos en su fábrica de colores.

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