Screaming Cheetah Wheelies

Hubo un tiempo en el que eso de tocar bien se puso de moda. Bandas que tocaban con tipos que cantaban se pusieron el mundo por montera y empezaron a reproducirse con sus largas canciones y sus inacabables jams. Ayer y hoy le hemos dedicado el tiempo a una de esas bandas. Screaming Cheetah Wheelies y sus disco homónimo The Screaming Cheetah Wheelies de 1993.

Fiel lector del Popu en aquellos años, bandas como Phish, Widespread Panic, Gov't Mule y otras similares eran el pan nuestro de cada día. SCW entraban en esa onda aunque quizá por el protagonismo vocal de Mike Farris se mostraban como más flexibles y en mi opinión completos. A veces cálidos, a veces jam-band, a veces derroche soul. Durante años pensé que Magnolia era el disco bueno, pero este es al menos, igual de bueno. 

Desde el principio con Shakin' the Blues donde se podría decir que establecen la marca de la casa hasta el final en la maravillosa y variada Let ir Flow, el disco se mueve a sus anchas con cambios de estilo, solos de guitarra e increíbles cambios de batería haciendo algo que está al alcance de muy pocos.

Aquí está claro que la diferencia la marca la asombrosa potencia vocal de Farris. Alma de negro soulero metido en un cuerpo de nativo de Nashville, Tennessee. Su carrera posterior derivará hacia un "soul-party all the time" que acabó por cansar un poco pero que dejó enormes momentos en la retina de algunos de nosotros. Léase Virgan Blanca Square en aquel recordado Azkena. 

Poco más que añadir. Si nunca les habéis dedicado tiempo, hacedlo. Es una banda de esas que ya no hay. La combinación de ego + adicciones que explotarían poco después aún estaban bajo cierto control y eso permitía a Farris sentirse integrante y no estrella. Con ello, los grandes momentos se acumulan en el metraje de un disco que entra en loop y que no puedes dejar de escuchar. Sister Mercy y deja tu alma volar.