Being Vain

Cuando empezamos le gustaba Modestia Aparte. Todo un reto. Ni le atraía la música demasiado, ni conocía a muchos de los grupos que a mi me gustaban, ni creo que hubiese ido nunca a un concierto. En aquella clase, nos juntamos un grupo de frikis musicales que no parábamos de dar la lata así que al final, no le quedó más remedio que aprender. La evolución ha sido inmensa desde entonces. La presencia de la música en nuestras vidas, una constante. Es difícil recuperar un momento que de un modo u otro no asociemos a alguna canción o algún grupo. La tarea fue de órdago sí, pero tras mucha sangre sudor y lágrimas, de aquella granaína que apenas era capaz de reconocer a Eric Clapton queda más bien poco. Fueron cientos de "compilations" en cassette. Cintas que dudo mucho que escuchara entonces. Cientos de rollos de un palizas que casi no sabía hablar de otra cosa. Muchos conciertos que empezaron siendo un poco obligados y que, poco a poco, se han ido convirtiendo en parte esencial tam

Hay una cosa que los viejos escuchantes siempre hemos tenido. Ganas de aprender de otros. Quizá aún más viejos escuchantes que nosotros. Ganas de ir más allá. De entender qué es lo que escuchan otros y con ello trabajar ese tímpano y formar tu propio gusto. Esa es la función que tenían algunos libros como éste que te solían caer por tu cumpleaños o por Navidad. En la era del no-internet es lo que había. Estaba lo que te comprabas, lo que te grababas, lo que te decían tus amigos, las revistas y los libros. Algunos de ellos llegaban al nivel esencial. Eran como un abre-orejas instantáneo. Que sí, chico - parecía decir desde estas páginas Juan Vitoria y su alisado pelo rubio en la contraportada - que mucho grunge y mucho Jane's Addiction y tal, pero que tú no sabes quien son ni Kim Fowley ni Devo ni Badfinger. ¡Te queda mucho!. Indefectiblemente decepcionante, pero cierto. No tenías ni idea. Seguramente tampoco la tienes hoy. Tus grupos y discos favoritos; esos que buscabas ávidamente

Hace unos días hablaba de Almodovar. La boca debía lavarme con estropajo según algunas cosas que se leen por ahí. El caso es que el manchego es uno de esos directores a los que se les reconoce un innegable lenguaje propio. También se suele hablar de él como un director de mujeres. Algo así como un reconocimiento a su supuesta habilidad para entrar en el sentir femenino y reflejarlo en sus personajes casi siempre en manos de grandes actrices. Puede que todo eso sea cierto. No seré yo quien discuta la magnitud global del genio almodovariano. El caso es que hoy, tras ver The French Dispatch, todo eso me ha venido de nuevo a la cabeza. Lenguaje propio. Director de actores. Genio. Todo eso que tanto me cuesta a veces encontrar en Pedro, pero que veo constantemente en Wes Anderson. Un tipo de cine especial, masivo, entretenido e indefectiblemente personal. No hay muchos por ahi haciendo las cosas que él hace. Tampoco que sean capaces de atraer elencos como los que él atrae. Seguramente Wes a

Recuperando sensaciones. Eso es lo que me está pasando últimamente con Radio3. Soy uno más de esos que se quejaron amargamente de la marcha de pesos pesados de la cadena pública. No es que les escuchara mucho últimamente, la verdad, pero nombres como los de Jose Maria Rey, Carlos Pina, Paco Pérez Bryan, Xavier Moreno o Manolo Fernández siempre serán parte de mi vida. No tanto la de otros popes de la cadena que identifico mas con rollos movidamadrileñaycosasdeesetipo que no me hacían tanta gracia. El caso es que de un tiempo a esta parte y sin motivo aparente, he dejado de grabar USBs o llevar CDs en el coche. Eso me hace conectarme mucho más a menudo a la radio cuando salgo del trabajo o cuando llevo al niño a algún sitio. Suelo coincidir con Diego RJ y su Sótano o con Julio Ródenas y su Turbo3. Casi siempre un placer. Uno me rejuvenece y el otro me hace recuperar la fe. De eso es de lo que se trata. Seguramente la gente ha pasado (hemos pasado) demasiado tiempo lamentando las marchas

Phil Collins puede ser el personaje mas denostado del rock clásico. Del gran rock. De ese que llenaba estadios. De ese en el que la gente se sabia las alineaciones de memoria. Del mismo modo que yo le eche la culpa a mi madre de que nos fuésemos de Barcelona, el mundo le echó la culpa a Phil de que una banda perfecta y respetada como Genesis iniciase una deriva comercial. También le echó la culpa de triunfar a base de baladas de película y de discos que gustaron a todos. El problema de gustar a todos es que poco a poco llega el hartazgo, el olvido, el vómito contenido casi. El pobre Phil empezó a caer en ese olvido. Daba igual que relanzara sus discos. Que se rejuntara otra vez con Genesis. Que se acercara a ese soul-pop que tanto le gusta. Ya no caía bien. El bufón, una vez gracioso y amigo de todos, empezaba una debacle comercial y desgraciadamente física que en estos últimos años no le ha dejado ni calzar las baquetas como ha hecho toda la vida. Es duro verle así, aunque debo recono

A veces es simplemente difícil. Ser tu mismo se convierte "in such a heavy load". Las cosas se acumulan. El trabajo, la familia, los problemas, la edad. Esas cosas que no pensabas que llegarían y que de repente se convierten en tu día a día. Y si, hay gente alrededor, pero ya nada es como antes. Nada te llena como solía y las cosas empiezan simplemente a ser demasiado. Luego estás tú. Tus propias ataduras. Tus propios miedos. Tus propias incapacidades. No saber decir que si. No saber decir que no. Renunciar es siempre difícil. Abrazar lo desconocido, un riesgo tan grande. Pero el tiempo no perdona. Nada dura para siempre. La vida no puede ser solo esto. Responsabilidad. Incertidumbre. Angustia. A veces me gustaría ser un nómada en Dakota del Sur.

Esto empieza a ser una aburrida constante. Hoy le ha tocado a William Hurt. Uno de esos actores que dignificaban cualquier cosa que tocaran. Uno de tantos que aunque en la parte final de su carrera haya caído en la tentación de la ausencia de filtro, siempre tendrá un destacado lugar en mi memoria. Hierático hasta el exceso. Hizo de eso una marca de fábrica durante años. De malo o de bueno, daba un poco igual. Daba la sensación de estar siempre hablando bajito. De economizar en gestos. Como mirando desde la distancia. Con un aire entre lejano y constantemente decepcionado. Eso le valió en muchos papeles. Luego esta "El Turista Accidental". Luego esta "Fuego en el Cuerpo". Luego esta "Smoke". Luego esta "El beso de la mujer araña". "El Doctor". "Reencuentro". "Alice". La un poco meliflua "Hijos de un dios menor". Sin duda uno de los actores de los 80. Partenaire de Kathleen Turner, de Geena Davies, de Kevin

Sweet Oblivion, Vitalogy, Congregation y Without a Sound. Screaming Trees, Pearl Jam, Afghan Whigs y Dinosaur Jr. Esa fue la compra del día en una tienda de discos de Jardín de la Reina en Granada en un lejano dia de 1995. Pequeña. No duró mucho. Ni siquiera recuerdo el nombre. Fue mi primer Lanegan. A él llegué por Cesar Martin - como siempre - y por la banda sonora de Singles donde Nearly Lost You brillaba entre muchas otras gemas de la época. Caí rendido a los pies de Mark y sus chicos inmediatamente. Mi Seattle favorito. Luego llegó Whiskey for the Holy Ghost, vinilo que compré en Melgamusic. Un clásico del disquerío granaíno que creo que también ha desaparecido. Aquello era otro Mark. Más intenso. Más oscuro. Con un J Mascis tocando de otra manera. Menos adictivo. Necesitaba mas poso. Hoy, una obra maestra en mi colección. Desde ahí llegaron Uncle Anesthesia - regalo de cumpleaños del gran Arthur -, Dust comprado en Londres durante unas vacaciones, la Antologia de los SST Years co

Pues no me ha gustado. Casi nada. Es marca de la casa. Es indudable. Pero a veces te llega y a veces no. Esta vez nada. Ni de lejos. Y mira que pensé que lo iba a hacer. El corto con Tilda Swinton me gustó bastante. La típica desesperada relación almodovariana tratada desde un único sitio y atada a un teléfono. Tal vez esperaba algo parecido. Pero no. Esos encuadres preciosistas. Esas casas de decoración impecable. Esos colores mondriánicos. En este caso todo eso solo acompaña un argumento sacado de la peor telenovela. Unas interpretaciones mediocres. Israel Elejalde y Penélope Cruz son la anti-química en pantalla. Milena Smit una actriz de tres al cuarto. Julieta Serrano hace un mini papel risible con tres líneas de vergüenza ajena. Pero ante todo, está ese burdo intento por resultar político y reivindicador. Metido con calzador es poco. Zapatero a tus zapatos que dirían algunos. Resulta que termino la ultra previsible trama del intercambio de hijos. La que corresponde a las extrañas

Buena racha cinematográfica la que llevo últimamente. De la elegía homo-western de Jane Campion al biopic televisivo de Sorkin. De los recuerdos de Branagh a las complejas vidas de los personajes de Paul Schrader. Buen nivel en general. El Poder del Perro impresiona con su lento caminar y su inmenso final. Benedicto esta enorme y lo mismo se puede decir de Kirsten y de Jesse Plemons. El dúo Bardem - Kidman es algo más al uso. Más Hollywood. Pero ahi reside su atractivo. Vuelta al cine de antes con interpretaciones de nivel y sobria dirección. Kenneth logra el objetivo de apartarse de el 90% de las películas sobre el Ulster. Aquí lo importante son las personas. Y, quizá el único patinazo es el de Paul Schrader, que logrando una película de ambiente comprimido, falla en momentos de la historia y en la elección de algunos de los actores. No en Isaac que, como siempre, esta perfecto. Más cine por favor.