Neil Young (I)


Si fuese una folclórica, diría que voy a hablar de "la más grande". En este caso, del más grande aunque esté algo venido a menos en los últimos años. Esos a los que he dedicado algún tiempo estos dos últimos días. Ese Neil Young que a muchos no nos convence en disco desde hace tiempo y que nos aburre con tanta reedición y grabación guardada con la enésima versión de Mr Soul. El rato se ha dividido entre Le Noise del 2010, el directo de 2016 Earth y The Visitor de 2017.

Le Noise es un disco arriesgado. Daniel Lanois, una guitarra y a volar. Distorsion, pedal y el valor de ponerse delante de canciones casi desnudas y hacerlas nuevas. Cierta sensación de inmediatez. Puede que de temas no del todo trabajados. Algunos ya conocidos. Pero un disco que sin duda ocupa un lugar en la discografia del amigo Neil. Me hubiese encantado ver esta gira. 

Los otros dos son de la Promise of the Real era. El maestro busca sangre nueva que le regenere. Lo encuentra en los hermanos Nelson. Funciona en directo. No lo hace en disco. Earth es un disco de directo que resulta muy flojo en comparación con cualquier obra anterior. Llamese Weld, Unplugged o Live Rust. Años luz. Versiones descafeinadas, trabajo de reparación en el estudio y discutibilísima seleccion de temas. The Visitor empieza bien pero poco a poco decae hasta caer en un espantoso ridículo que incluye el auto-plagio en algun tema (Almost always), la inútil extensión de temas hasta el infinito (Forever), aproximaciones a la música latina con un Neil convertido en un sosías de Santana (Carnaval) y temas que dan la impresion de salir del baúl de Tonight's the Night (Diggin' a hole). Todo bien mezcladito sin ninguna unidad y trufado de mensajes pretendidamente conservacionistas. Ciertamente el disco que jamas hubiese querido escuchar de Mr. Young. 

No pasa nada, es Neil y le querré siempre. Hay peores cuernos que estos.



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