Neil y yo


Neil cumple 76 años. Curiosamente es casi la edad de mi padre. Mi padre es algo mayor. Mi padre no toca la guitarra. Tampoco tiene mucha idea de rock. Probablemente ni siquiera sabe quien es Neil Young. Tampoco sabrá que fue él el primero que lo trajo a mi vida. Pero así fue. Durante algún tiempo tuvo la costumbre de comprar lotes de discos en Galerías Preciados. Una especia de gangas para empleados en los que dabas 1000 pelas y te daban diez discos a los que la tienda no debía encontrar salida. Así, de pronto, en tu casa entraba el sonido cuadrafónico de las obras de Prokopief, la orquesta y coros de Ray Conniff, un disco de Mamas and the Papas ... o, albricias, el Harvest de Neil Young. Misterios de los grandes almacenes. 

Reconozco, sin embargo, que no fue hasta que empecé con el Popular1 que le dí a tamaña obra la importancia que debía. Así que la historia es que durante algunos años escuché The Needle and the Damage Done, Alabama o Heart of Gold en una bonita edición de vinilo que tenía una especie de libreto amarillo con las letras pegadas en la carpeta interior en el salón de mi casa ... pero the absolute truth es que lo hice sin demasiada pasión. Me hace sentir culpable hoy. 

El salto real - doble y sin red - vino en 1990. Ya era yo un ávido populero. Seguramente uno de esos que escribieron alguna vez preguntando por los discos recomendables del canadiense. Y, la verdad, es que la pregunta no tenía sentido alguno. Sin saberlo entonces, éramos contemporáneos de uno de los mejores discos de la carrera de este hombre. Algo inenarrable. Nuevo y sin embargo a la altura de cualquiera de sus obras cumbre de los setenta. Una tormenta sónica de distorsión y volumen que dejaba cualquier otro disco del momento a la altura del betún. Hablo de Ragged Glory como no puede ser de otra manera. Esa visceral y achicharrante epopeya que combinaba canciones de 10 minutos de distorsion con reclamos a la madre naturaleza. Todo muy Neil, pero a volumen 15. Ragged Glory llegó a mi en la calle Obispo Hurtado de Granada. Regalo de cumpleaños en mi primer año de carrera de mis por entonces nuevos amigos granadinos. Seguramente el regalo más acertado que me han hecho en la vida. Jamás lo agradeceré lo bastante.


Una bestialidad de este nivel puso el listón muy alto. Imagino que como yo, éramos muchos los ávidos escuchantes que andábamos a la espera del siguiente movimiento. Y lo cierto es que no decepcionó en absoluto. Eran años de inspiración cuasi ilimitada para el señor Shakey y su guitarra. Años de Weld, Harvest Moon o Sleeps with Angels. También años en los que con los pocos ahorros que conseguía acumular con mis clases particulares, trataba de completar una más o menos aceptable discografía Young. A veces acertabas y en casa entraba Zuma o Tonight's the Night. A veces pinchabas y lo que entraba era Life. No, no puede decirse que la carrera de nuestro hombre haya sido una sucesión lineal de éxitos. En absoluto. La inspiración ha venido y se ha ido a ratos. Los compañeros han ido cambiando. La experimentación a veces superó al criterio. No en estos primeros noventa. 

De toda esta época quizá Harvest Moon ejemplifica el que es para mí uno de sus mejores momentos. Un momento de belleza suprema. De clasicismo y de vuelta al hogar. De reverdecer aquel laurel de 1972 y, no solo no fracasar en el intento, sinó salir victorioso al producir una de las obras más pulidas y elegantes de toda su discografía. El disco que siempre apetece escuchar.


Los años que siguieron fueron un poco de mixed feelings. La producción nueva empezaba a no llegar al nivel anterior. Discos como Broken Arrow, Silver and Gold o Are you Passionate estando bien, no llegaban a la intensidad e inspiracion de sus predecesores. No importaba mucho. Neil tenía bula para eso y para mucho más. Lo bueno, es que en paralelo, esa búsqueda en el pasado que antes mencionaba seguía rindiendo réditos simplemente impresionantes. El arca perdida de Indiana Jones. Descubrimientos tardíos de discos como On the Beach, Rust Never Sleeps o Everybody knows this is nowhere ponían a este hombre en un pedestal inalcanzable. Nadie que me venga a la cabeza me gusta tanto tantas veces. Me gustaría parame un poco en Rust Never Sleeps. Un disco que me parece definitorio de un estilo. El estilo de Neil Young. Ese que combina dos facetas, electrica y acustica, con idéntico nivel de calidad y trascendencia. ¡Es tan dificil elegir entre Thasher y Powderfinger!. ¡Entre Pocahontas y Sedan Delivery!. Nadie, repito, nadie ha conseguido eso de una manera tan evidente y consistente a lo largo de su discografía.  


De esa época dejo un poco al lado Mirrorball. No es que no me guste, disco maravilloso donde los haya. Neil acercándose a sus más fervorosos seguidores en el mundo musical de la época. Neil bordeando el peligro del mito que se sabe mito. Neil nombrado padrino, referente, pope de algo hoy innombrable y que venía de Seattle. Neil tocando Rocking in the Free World hasta en el karaoke de debajo de casa. Una rara avis discográfica que, indudablemente tiene momentos excelsos - I'm the Ocean, Throw your Hatred Down -, pero que para mi no le representa en absoluto. Mucha calidad pero en el fondo tan extraño a su discografía como lo puedan ser Hawks and Doves o Re-Ac-Tor.

De ahí entramos de lleno en los 2000's. Me mudo a Madrid. La vida sigue y Neil sigue a escopetazos que a partes iguales arriesgan - Le Noise -, le emparentan con su lado más clásico - Prairie Wind - o le devuelven a su faceta más contestataria - Living with War. Los tres me encantan. También me encanta como defiende Greendale. Otra rara avis de esas que mencionaba antes. Epopeya campestre y familiar que olía a guión cinematográfico y que si bien gusta ... no te deja con ganas de más. En cualquier caso, es entonces cuando me lo topo en directo por primera vez. Gira Chrome Dreams II. Disco fantástico. Primero en Rock in Rio. Luego en el Velódromo de Anoeta en San Sebastián. Mejor en Rock in Rio. Se ríe un poco de nosotros. Hello Río! - dijo. Lloré como una magdalena con Heart of Gold. No pude evitarlo. Pegi Young, Ben Keith y Rick Rosas estaban en ese concierto. Uno de esos momentos, sin duda alguna.

Desde entonces se me hace algo duro seguir sus volantazos. Sigo atento y trato de escuchar sus cosas. Estoy convencido de que el mejor momento de los últimos años es Psychedelic Pill. Caballo Loco cabalga. Canciones largas. Eternas. Distorsion vieja escuela. Temas memorables como Ramada Inn. Un homenaje al seguidor de la vieja epoca en cierto modo. Mucho mas arduo es lo de Fork in the Road, Americana. Lo de A Letter Home, Peace Trail o los Monsanto Years. Los discos transcurren y es dificil pararte a paladear. Neil decide ir muy deprisa. Para acabar de facilitar el trabajo, en paralelo va libreando pildoras de directos de los glory days. Casi todos memorables. Pero corre mucho. Tiene prisa por imprimir. No deja tiempo al oyente. Al menos no a mí. Colorado si me deja buen gusto. No es Neil en estado de gracia. Es Neil consecuente con su pasado y su tradicion. Aún así, todo se le perdona cuando le ves en directo. Los hijos de Willie Nelson le hipervitaminan. Neil se convierte en Super-Ratón. Le veo dos veces más. MadCool y Hyde Park con Bob Dylan. El segundo es memorable por el cartel. Dylan le barre. Honestidad al poder.

En el MadCool simplemente lo peta. Uno de los conciertos de mi vida. Sale. Riega una macetas, y empieza. After the Gold Rush, Mother Earth, Heart of Gold suenan una vez más. Pero aquí es la electricidad lo que prima. Son Down by the River, Like a Hurricane, Words, Love and Only Love las que rematan una faena impepinable. La retina aun les conserva a los cuatro en el centro del escenario. En circulo y gozandola de verdad. Gritos al aire. ¡Hay que liberar tanta emoción!. Tanta nota distorsionada. Tanto nivel. Siento por los que se ofendan pero Neil no es como otros miembros de su generación. No es como ver a The Who. A Rod Stewart. A los Stones. A Springsteen incluso. La fiera se sigue desatando. Sigue creíble y fuerte. No se cuanto le durará. De momento disfrutémoslo. Seguramente en disco veamos algo más de arena. Será más dificil encontrar la cal. Pero la aventura seguirá siendo memorable siempre que haya ocasión. ¡Viva Toronto!.


Comentarios

Jim Garry ha dicho que…
Muy chula la entrada. La verdad es que mis sensaciones con Neil Young son muy similares a las tuyas. Y estoy muy de acuerdo en que Rust Never Sleeps le define perfectamente. Yo tb pienso que Neil es de los pocos en los que encuentro difícil escoger entre vertiente acústica o eléctrica porque las dos están al mismo nivel y eso es algo que no me pasa con casi nadie.
Por otro lado como has escrito cuesta seguirle la pista en los últimos años. Ni me acuerdo de cuando me emocioné realmente con un disco suyo. Alguno me parece bueno (Psychedelic Pill y Colorado) pero no tanto como lo ponen algunos medios. En directo he tenido la suerte de verle dos veces A Coruña 2001 y Donosti 2010 y ambas me encantaron. Pero aquí una pequeña discrepancia para mi en directo se puede empatar con Springsteen pero superarle, jodido ja ja Y eso que tengo más discos de Young y he seguido más su carrera que la de Springsteen pero el de New Jersey en directo.... Lo escrito empatar pero superar. Prácticamente imposible.


Sex,love and rock´n soul
Gonzalo Aróstegui Lasarte ha dicho que…
Me ha encantado la entrada, J. Mi relación con Neil Young empieza por "Freedom" y "Ragged Glory", disco que, como sabes, da nombre a mi blog, así de importante es para mí. Dos peros te pongo, en mi opinión "Broken Arrow" es un disco soberbio, y no creo que "Hawks And Doves" o "Re-Ac-Tor" sean tan extraños a su discografía. Coincido en que "Psychedelic Pill" es el mejor Young de los últimos años.

Abrazos.
J Aybar ha dicho que…
Hombre, Neil no compite con Bruce en lo que a bestia de escenario se refiere. Estamos de acuerdo. La diferencia es que mientras uno sigue motivando en directo por la parte musical, el otro me empieza a cansar con su worldwide-karaoke para todos los publicos. Claro que todo eso cambia si estas alli y empieza a sonar Tenth Avenue Freeze Out ...
J Aybar ha dicho que…
Todo depende del dia. Broken Arrow me gusta y creo que trata de seguir el camino que se inicia en Freedom y Ragged con la pausa de Sleeps with Angels. Sinceramente le veo a otro nivel. Re-Ac-Tor siempre me pareció el disco que se carga un tío de este nivel en tres días ... aunque si t digo la verdad, hace años que no le doy una vuelta
Juanjo Mestre ha dicho que…
Fabuloso post. Por muchos años más de artículos y de vida de Neil Young. Abrazo, Juan.
J Aybar ha dicho que…
En eso estamos maestro ... :-)