Mike Farris - Vitoria 2009


Yo no se si fue el momento, el calor o la conjunción de Venus con Saturno. Aquello fue una de las mayores comuniones publico - artista que yo he visto en mi vida. Se que muchos de los que estuvimos alli solemos decir cosas parecidas, pero es que de verdad que fue apoteósico. Era mi primer Azkena y todo estaba yendo de fábula. En el hotel desayunabas con Rod Argent en la mesa de al lado. Salías a dar una vuelta y te encontrabas con Dave Pirner. Esperabas en el hall a tus colegas ... y Eli Paperboy Reed te improvisaba un mini concierto al piano mientras la gente le rodeaba curiosa. A todo eso, hay que sumar a Mike Farris. Por supuesto soy fan de los Screaming Cheetah Wheelies. Soy una persona de bien. Al Farris predicador le conocía algo menos, así que aquella mañana cerveza en mano, nos acercamos a la Plaza de la Virgen Blanca con cierta curiosidad, aunque sin mucha expectativa. Y allí salió ese hombre tocado por la mano de dios. Limpio de antiguos vicios. Y empezó a hablarnos de dios, a cantarnos canciones de dios y a berrear salmos gospelianos de esos de toda la vida con incitaciones al éxtasis colectivo. Y Mike gritaba Precious Lord Take my Hand, Mary dont you Weep, Streets of Galilee acompañado por un grupo de traca en el que un par de músicos locales lo daban todo. ¡Your people!, ¡Your people!, gritaba Farris enardecido a mayor regocijo de la audiencia. Girabas a la derecha o a la izquierda y daba igual. La Plaza parecía una iglesia de Harlem y todos los alli presentes estimulados por el calor y los katxis, catolicos fervorosos entregados a la palabra de San Mike. Cada canción daba la sensación de ser más emocionante que la anterior. A la gente - o a mi y a la novia de mi hermano por lo menos - se le saltaban las lágrimas de pura emoción. Soy medio andaluz y seguro que exagero algo, pero aquello fue realmente irrepetible. He visto a Farris otras dos veces y ninguna se acercó a esto ni de lejos. La ultima vez daba una sensación de provocar un jolgorio soul impostado que incluso me provocó algo de distancia. Ahora, aquel día en la Plaza de la Virgen Blanca, nos hizo a todos conversos de su biblia y su evangelio. Un concierto realmente inolvidable.

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