Como si fuese en un Delorean (Pt. II) - Diario de un Confinado

Esto de la nostalgia es lo que tiene, una vez que empiezas nunca tienes suficiente. Voy a hacer una entrada más. Sólo una. I promise. No quiero hacerme pesado. Estos posts son onanismo indisimulado. ¡Que le vamos a hacer!. Ahí voy ... al DeLorean otra vez.

El disco tiene historia. Llego a mi a traves de mi querida amiga Sandra. Lejanos años de instituto. Sin embargo, el disco y, mas exactamente la fabulosa Memories of East Texas me retrotrae a unas vacaciones en Galicia. Quizás las últimas en las que todos en familia viajamos juntos. Mi padre venía de superar algunos problemas de salud. Andábamos cerca de Viveiro en un piso que algún trabajador de las fábricas de aluminio de la zona decidía alquilar en el verano. Solía grabarle cintas recopilatorias a mi hermana. Bueno, a mi hermana, a mi novia, a mis amigos ... y a quien se prestase. Memories of East Texas suena mientras yo voy en el asiento del copiloto del Ford Sierra .....

Nadie esta muy orgulloso hoy día de haberse gastado los cuartos en los discos de Lenny Kravitz. Yo sigo disfrutando los tres primeros. Sobretodo el primero. En cualquier caso, si de recuerdos se trata, Mama Said (la canción) me sitúa en una finca de Alhaurin en la provincia de Málaga. Allí tenía una casa medio abandonada un familiar de un amigo y allí acudiamos los veranos a ... bueno ... dar buena cuenta de algunas sustancias, dormir entre arañas, bebernos todas las latas de cerveza del Carrefour, hacer barbacoas en el tambor de una lavadora y, cuando se acababan las sustancias, pasarnos a las hojas de peral. Alli hubo confesiones, noches de pasión y grandes partidas de ping pong ... under the influence. Mama Said fue la banda sonora.

Ahora me veo en un autobus de vuelta de Madrid. Estoy sentado al lado de mi amigo Arturo. Sin embargo otras manos se entrelazan con las mías desde el asiento delantero. Son manos que ya conozco y que desde aquel momento ya van a seguir conmigo para siempre. Las emociones han sido muchas. Tambien lo fueron los desencuentros, los desaciertos, las niñerias y la inmadurez tal vez propia de la edad. En aquel bus, camino de Granada, despues de ver a Bono desgranar sus temas en el Vicente Calderon ante una inmensa multitud, la vida iba a girar para siempre. Parece que fue ayer ... aunque el espejo no diga lo mismo.

Soy un llorón. Siempre lo he sido. Más con las canciones. Lloro con Black, con Driving with the brakes on ... con Careless Whispers. ¡Que le voy a hacer!. No lo puedo evitar. Esta vez estoy en el coche. De nuevo. Estamos todos y, como tantas veces estamos cruzando la Mancha de abajo a arriba. Silencio en general, cada uno a lo suyo. Mini-Kathleen con sus cascos. Kathleen con sus lecturas. Mini-Waits frito. Puede que jugando a algo en la tablet. Pero, hay momentos, solo algunos, en los que todo el mundo deja lo que está haciendo y comienza el coro. Ese que si te gusta escuchar. Que te hace sentir bien y que no hace sino que las emociones afloren aun mas deprisa. Cosas de Jesus etc..

Adoraba a Mickey Rourke. 9 semanas y media, Diner, Francesco, El Corazon del Angel, El borracho ... que mas se podia pedir al sucesor de Robert deNiro. No habia duda alguna. Pues se le podia pedir su propia pelicula de boxeadores. Algo que tambien era o intentaba en su vida real. Y alli estabamos en un cine del Paseo de Gracia. Mas puestos de champanillo que una vieja en Navidad y tratando de entender lo que pasaba en la pantalla a la vez que tratabamos de entender nuestras propias sensaciones. Mickey terminó la película mirando aquel carrusel girar bajo la lluvia y con aquello, tambien otras cosas terminaron. Luego, escuche a Eric tocar Homeboy muchas veces mas. 

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