Como si fuese en un Delorean - Diario de un Confinado


Ha sido una semana bastante dura en lo que a trabajo se refiere. He estado tratando de buscar un hueco para escribir pero no es sido capaz. Creo que las empresas van a encontrar esto del teletrabajo extremadamente lucrativo. En fin. No me quiero desviar. A pesar del workload, no he parado de darle vueltas al de qué hablar. Hay temas de sobra. Los blogs que se siguen apagando. Las sesiones de Joserra en Facebook .. no se muy bien porqué ha ganado la nostalgia. Como casi siempre en este blog. Discos en la memoria. En la mía. Discos que significan algo. Que me recuerdan a algo. Y hay muchos de esos, claro. Son muchos años. No son necesariamente buenos, pero si tienen significado, lugar, tiempo y compañía. Algo que cuando envejeces hace que dupliquen su importancia. Así que, dejemos la memoria volar hacia atrás. Como si fuese en un DeLorean.  

Para empezar me veo en un piso del Ensanche de Barcelona. No fueron muchos años allí. Pero fueron muy intensos. Primeros años con cierta inquietud musical. Mi padre tenia un plato Sony que se trajo de Canarias. Ojalá lo mantenga en el trastero. Estaba en el mismo salón en el que gritamos los goles del España-Malta. Allí fue donde empezó a sonar este disco. Mi amigo Fernando tenía grabado Alchemy. Mis primos de Canarias eran fans absolutos. Yo no era nada. Me gustaban los vídeos. Mi cultura musica se basaba en el Rock'n'Rios, La Grand Premier y el 30 Impactos. Seguramente el primer disco que me compré con mi propia pasta. Por supuesto en Galerías Preciados.

Seguimos con aquella época "barcelonina". Ahora me encuentro en un portal de la calle Rosellón esquina con Comte Borrell. Primera vez para muchas cosas. No esas que estas pensando, pero algunas parecidas. No se donde estará ni que habra sido de ella. Una vez me fui de alli y me despedi de ella y jamas volví a saber nada. Tengo algún recuerdo. Alguna foto. Buenos recuerdos de temprana adolescencia en la que los deseos se confundían con los nervios. Años en los que se quiere de una manera que ya no se repite jamás. Tengo esos recuerdos y tengo tres discos que me regaló un día en aquel portal. Inevitablemente cada vez que los veo me acuerdo de ella. Donde quiera que esté.

Saltamos algunos años. Ahora estoy en Granada. Carril del Picón, Cerca de la Escuela de Traductores e Intérpretes. Yo venía de Barcelona y aquello de Granada y sus gentes no me convencía nada. Ni las pollas, ni la malafollá, ni el chavico, ni el chavea ni las Santa Cruz iban conmigo. Moderno catalan de l'Eixample. Tardé en apreciar lo que Granada y sobre todo la gente que fui conociendo me ofrecía. Hoy estoy sin duda a todos ellos agradecido. Granada es mi vida y yo soy granaíno. Más cuando en una noche tan melopeíca como cualquier otra, mi querido amigo Arturo me entrego en mano y como regalo de cumpleaños esta maravilla única e irrepetible de la que él no era fan ... y de la que yo me hice seguidor irredento.

Esta es también melopeíca. Había veces en las que algunos de aquellos amigos que dejé atrás en Barcelona venían a verme a la nueva casa. Ninguno tenía ni tuvo jamás ningún interés en la música. Pero eso me permitía ciertas licencias en el grupo. Yo era el que sabía de eso. Yo era el que después de una noche de juerga podía llegar a casa y poner a Tom Waits a girar en el plato y nadie me decia nada. Y así fué. Una noche en la que todos acabamos bastante regular aquello que quedaba de nosotros empezó a llegar por turnos a casa de mis padres bien entrada la mañana. La primera cara de esta joya de la naturaleza sonaba mientras el sueño nos vencía en aquellos sofás eternos. 

A veces había que ir a visitar a mi hermana. Valiente residente en aquel Londres de mediados de los 90 en el que, aunque los españoles ibamos a servir cervezas, comidas o a atender en un gran almacén, todo aquello sonaba maravillosamente cool desde la lejana Espein. Hacia un frio de muerte. De verdad. El canal de Camden Town estaba congelado. Los patos patinaban en lugar de nadar. Londres molaba por las tiendas de discos. Mas que nada y sobre ninguna otra cosa. Ni Tower Records, ni HMV ni ninguna tenía nada especial visto desde la distancia .. solo el volumen de material. De aquella visita, solo puedo recordar este disco. La habitacion de mi hermana. Tapados hasta las orejas. Y Dust.

En nuestra época de Almería tuvimos la suerte de disfrutar de la compañía de Juan Diego. Buen amigo y mejor persona, líder de un fantástico grupo de música que solía hablarme de sus ensayos y de las andanzas del grupo. Uno de aquellos amigos de Juan Diego tenía un crío que - siempre contaba la misma anécdota - cuando iban en el coche solía pedir a gritos que le pusieran No Fun. ¡Qué orgullo para un padre!. Con Mini-Kathleen estuve cerca de eso durante el concierto de los Stones que vivimos juntos los dos. En el coche, quizá fue el maravilloso Victor Jara's Hands la primera cancion con la que disfrutó de verdad .... en la que no sonaban melodías de Disney, claro.

Sería injusto dejarme a Mini-Waits. Mini-yo. En cierto modo. La última incorporación al equipo. Feliz y despreocupado. Lo mismo te sorprende tarareando a un triunfito que se aprende el Grandes Exitos de The Clash. Prefiero lo segundo está claro. También disfrutó los conciertos de Vintage Trouble y de John Hiatt. Pronto lo hará con Aerosmith y Rufus Wainwright (a lo mejor aqui se nos ha ido la mano, lo reconozco). De todos modos y, aunque nadie la conozca, este disco de The Dirty Guv'Nahs es sin duda su favorito y la verdad es que esa Tarwater que tanto le gusta no esta nada mal. A ver si seguimos por este camino y abandonamos a los triunfitos.

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