Años


Hoy es el cumpleaños de una amiga a la que no veo hace mucho tiempo. El Facebook te recuerda estas cosas. Una amiga a la que seguramente no volveré a ver nunca más en mi vida. Una amiga de mi adolescencia de la que, por circunstancias de la vida, acabe desconectando y nunca encontré la manera de volver a conectar. No hay porque hacerlo a estas alturas. La vida seguramente nos ha llevado por derroteros muy distintos y probablemente no habría manera de reeditar antiguas complicidades. Durante mucho tiempo estuve muy orgulloso de poder llamar a esta persona mi amiga. Seguramente porque veía en ella todas esas cosas que echo de menos en mi mismo. También porque conseguía sacar de mí algunas de esas cosas que en el fondo siempre están dentro esperando que alguien las despierte. No sé donde andará ahora. La última vez que la vi, la dejé en un piso del gobierno en un barrio malo de Londres adonde había ido a trabajar con su hijo. Fue un buen fin de semana. Por un rato me abstrajo de problemas que ya por entonces me roían por dentro. Por un rato me volvió a hacer sentir valiente, distinto y en cierto modo orgulloso. Eso que a veces echo en falta de mi mismo. ¿Lo he dicho ya?. Soy afortunado con los amigos que tengo ahora, pero ya no tengo amigos así. Esos que de verdad te hacen sentir esas cosas. Todo, con la edad, se ha vuelto confortablemente entumecido. Confortable porque es fácil. Entumecido porque no precisa de especial dedicación ni esfuerzo. Amigos como era mi amiga no se hacen a los 49. Y es una pena. Me hace sentir mayor y me hace echar de menos aquellos viejos años. Años en los que una cerveza, un cine, un vídeo de música o un beso furtivo acaparaban tu existencia y te hacían sentir vivo. Completo. Diferente. Feliz. Tal vez.

Comentarios

rubén darío ha dicho que…
Hermosa entrada. Delicada invitación a mirarnos a nosotros mismos, a quienes fuimos y a quienes somos. Tratemos de ser felices. O de estarlo. Saludos
Gonzalo A. Lasarte ha dicho que…
Te leo volviendo de un concierto, J, y me ha encantado hacerlo de noche, rodeado en el metro de desconocidos. Esta intimidad tuya contrasta con el brutal concierto que The Capaces, Motociclón y Capitán Entresijos acaban de dar
en Moby Dick. Nos hacemos mayores, amigo.

Un abrazo.
J Aybar ha dicho que…
Juntando los dos comentarios de arriba, tal vez a esta edad que ya es mas que mediana, eso de la felicidad tenga mucho que ver con ir a ver al Capitan Entresijos ... gran nombre, por cierto!